Dolph Lundgren no es mi actor favorito, pero
encarnó en su día a mis dos iconos de acción de niño: El Castigador (mi
"héroe" de cómic favorito) y este He-man (mi muñeco de Matel favorito).
En "The Punisher" como no pagaron los derechos de autor pues ni llevaba
la calavera blanca en la camiseta pero (para hacer justicia) el espíritu
de esa obra era más fiel al original que la nueva adaptación
interpretada por Thomas Jane.
Y aquí en He-man, pues se le oxigenó el pelo para parecer rubio y no es
que sea Robert de Niro, pero hay actores que, por físico, son perfectos
para ciertos papeles: Schwarzenegger en Conan, Angelina Jolie en Lara
Croft o Benito Pocino para hacer de Mortadelo, por poner un ejemplo
cañí.
Pero donde de verdad esta peli gana enteros es cuando sale ese gran
(desconocido para el gran público) actor llamado Frank Langella que aquí
lleva el peso de la película haciendo de Skeletor (Dios, si hasta el
nombre suena bien). Cada vez que sale en pantalla, la cosa cobra sentido
y, cuando deja de salir, ha dejado tal mal rollo en la secuencia que
ese peligro latente se siente durante todo el metraje.
Que salvó la película, vamos, y que me encanta, qué os voy a decir. Nací
en el 82 y la vi cuando hay que verla. Mi héroe era He-man, pero me
conquistó Skeletor con esa mezcla de maldad y melancolía, comprendiendo
que el mal sólo puede existir si hay un bien al otro lado de la balanza.
En un momento dado, Skeletor, con aire Shakespeariano, se mira la palma
de la mano lánguidamente una vez que ha capturado a He-man tras años de
persecución y dice: "Todo le llega al que sabe esperar". Eso en manos de
otro actor y otra película se diría con alegría y entusiasmo. El malo
va ganando, pero este es Frank Langella, y él sabe inyectarles sangre a
personajes de cartón-piedra (o látex en este caso). En lugar de alegría
por la victoria, su voz ronca cae taciturnamente por la garganta
sintiendo que su lucha ha perdido sentido, porque si caza a He-man, su
existencia deja de tener sentido. Y lo sabe. Y dice lo que tiene que
decir, pero en el fondo está deseando que He-man se escape y volver a
empezar la batalla.
Porque lo que a Skeletor le gusta es perseguir a He-man, no cogerle,
igual que al Joker le divierte más ir detrás de Batman y jugar con él, o
como Samuel L. Jackson va detrás de Bruce Willis en El Protegido. Lo
divertido es que en el fondo son amigos. Y ninguno puede matar al otro
porque, ¿y luego qué?
Por eso cuando acaban los créditos, Skeletor resurge del abismo diciendo
"Volveré", al estilo Terminator. Porque él ha podido acabar con He-man,
pero no ha querido. Se sabe superior y lo que quiere es divertirse. Y
divertirnos también a nosotros. Como dicen en otra crítica: lo peor, que
nunca volvió...
Tak
Post a Comment