Terminando de ver “Roar” (1981) de Noel
Marshall con Tippi Hedren, Noel Marshall, Melanie Griffith, John
Marshall, Jerry Marshall, Kyalo Mativo, entre otros. Película de
aventura y terror, sobre una familia que va al encuentro del padre en la
selva africana; pero el equilibrio existente entre la familia y los
animales salvajes, se ve interrumpido por la irrupción de cazadores que
alteran a las fieras. La película ha sobresalido por la producción de
pesadilla, pues sufrió retrasos por incendios, inundaciones, hipotecas,
ataques de animales, renuncias del equipo, enfermedades y tiempo de
curaciones, tanto que tardó 11 años en filmar, aunado al comportamiento
impredecible de los grandes felinos; por todo ello, fue convertida en
objeto de culto, de admiración, y por la osadía de los responsables:
Noel Marshall y su esposa Tippi Hedren, que también era su mánager, que
antes se habían convertido en activistas por los derechos de los
animales, e intentaron generar consciencia sobre los problemas de cazar
animales salvajes, o de mantenerlos en cautiverio. Así que decidieron
hacer una película al respecto, y comenzaron a adoptar y criar grandes
felinos en su hogar, durante 6 años. La familia estaba formada por Noel
Marshall y sus 3 hijos de otra pareja, y por Tippi Hedren y su hija de
otro matrimonio, Melanie Griffith. Pronto, la familia poseía más de 100
grandes felinos, entre leones, tigres, leopardos, guepardos, pumas y
jaguares, por lo que decidieron crear una reserva natural a 40 millas de
Los Ángeles, llamada Shambala. El concepto del director, era permitir
que los felinos hicieran casi lo que quisieran, con una metodología de
técnica científica discreta, encuentran la expresión más natural y
verdadera de su personalidad y comportamiento. Pero todos los
involucrados sufrieron múltiples heridas por trabajar junto a los
felinos, y hay documentados más de 70 ataques brutales; de hecho, gran
parte del material que capturó las lesiones, se incluyeron en el corte
final, lo que resultó en sangre real en la pantalla. Así las cosas, se
ha considerado la filmación más peligrosa de la historia del cine, y por
increíble que parezca, el interés en Roar fue prácticamente nulo,
siendo un rotundo fracaso, de un total de $17 millones, se recaudaron
apenas $2 millones; además que para inicios de los 80s, el interés por
cintas sobre ataques de animales ya había desaparecido; y como resultado
de muchas inversiones personales de variada naturaleza, aproximadamente
1 año después del estreno, Hedren y Marshall se divorciaron. Como dato,
los actores, que no podían ser otros que los mismos que criaron a los
animales, tienen los nombres de sus personajes; y en el fondo, la locura
del protagonista, de dudoso y criticable conservacionista, que crio
animales en un lugar no natural, y que en cantidades extremas, aboga por
la prohibición de cazar, pero no dice nada sobre el circo y los
zoológicos, tiene paralelo existencial con “Grizzly Man” (2005),
compartiendo esa mezcla de la frialdad e indiferencia de la naturaleza
que contrasta con la ingenuidad humana. Pues: ¿Cómo negar el extraño
encanto del director, explicando lo maravillosos que son los leones
mientras atacan a su familia? Por tanto, tratar de hablar de la supuesta
trama, es tan inútil como esperar que un león no se comporte como una
fiera salvaje, y trate de devorarte, sin importar cuánto tiempo hayas
pasado “domesticándolo”, y eso que las fieras son los mejores actores
que los humanos; porque los Marshall-Hedren no paran de correr,
esconderse, gritar, vamos: ¡salvar la vida!, sin guión. Por lo que la
ingenuidad hippie abraza-árboles, raya en la locura del peyote, con su
pretendida moraleja de protección a las especies que queda perdida en
una cinta profundamente confundida en su interior, demasiado reiterativa
en el horror que supone enfrentarse a esas criaturas, y con los
mensajes que quiere transmitir, que tanto de inicio como al final,
quedan en nada, porque ellos caen en el mismo juego de manipulación y
beneficio. Además, la insistencia de Marshall, de que estas criaturas
pueden sentir afecto por presas potenciales, choca una y otra vez con
las miradas de indiferencia de las fieras, pues la madre naturaleza
siente cero empatías. Aun sin proponérselo, Roar es un testamento
fílmico, respecto a estos elementos caóticos, sobre esta complicada
relación entre el hombre, aún ignorante de varias cosas que lo rodean, y
la bien aceitada maquinaria mortífera de la naturaleza. Pero hay que
reconocer que nunca hubo una película como esta, ni lo habrá jamás,
simplemente no hay forma de tener controlados a tantos animales, y
filmar un despropósito argumental como este, es básicamente una
sentencia de muerte, aunque se diga con cinismo que “ningún animal
resultó herido en la realización de esta película, sí lo fueron 70
personas”
NO RECOMENDADA.
NO tendrá nota en Lecturas Cinematográficas.
http://lecturascinematograficas.blogspot.com/
Alvaro Zamora Cubillo
Gracias por estas pequeñas joyas del cine en general. Quisiera pedir algunos títulos:
ResponderEliminar-La guerra del hierro (1983)
-Requiem por un vampiro (1973)
-Perros asesinos (1976)
-Proyecto Terror [Watchers] (1988)
-Proyecto Terror 2,3 & 4
Gracias y Feliz Año Nuevo
Se ha caido el servidor, vi esta peli en reposiciones de la tele y me encantó, cuantos leones jaja. Donde la puedo descargar?
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