Maciste Gladiador De Esparta by Mario Caiano (1964) CASTELLANO

 
Título original
Maciste, gladiatore di Sparta
Año
Duración
103 min.
País
Italia Italia
Director
Guion
Mario Amendola, Alfonso Brescia, Albert Valentin
Música
Carlo Franci
Fotografía
Pier Ludovico Pavoni
Reparto
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Productora
Coproducción Italia-Francia; Les Films Jacques Leitienne / Prometeo Film S.r.l. / Samcro Film SpA. / Unicite
Género
Acción. Aventuras. Drama | Antigua Roma
Grupos
Maciste
Novedad
Sinopsis
En la Roma de las persecuciones religiosas, Maciste se enfrenta contra César para liberar a un grupo de cristianos que el emperador planea dar como alimento a los leones del circo. (FILMAFFINITY)



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1 comentario:

  1. Una de aquellas películas "de romanos", en los que un héroe mitológico, en este caso Maciste, es el indiscutible héroe de la función.
    Lou Degni, un campeón culturista nacido en Nueva York, tomó el relevo del mítico Steve Reeves, bien por edad, bien porque Reeves no podía interpretar el aluvión de películas del mismo pelo que se querían rodar por toda Italia.
    El resultado fue aceptable dado que tampoco se requería unas innegables virtudes dramáticas, que tampoco las tenía Reeves. Mark Forest, algo soso y con el físico menos rotundo que su antecesor, cumplió sin más, siendo honesto con su trabajo.
    La película es mediocre a más no poder, con una primera mitad muy floja, bastante tediosa y con momentos chistosos de lo tontos que son. Por ejemplo, la lucha a ciegas entre el malo, un Robert Hundar con una cara de palo que no puede con ella, y Maciste, o la lucha entre este último y un gorila entrañable que, aunque negro, parece el padre putativo de "Copito de Nieve".
    Poco a poco, puede que por la belleza sin par de Marilu Tolo, o por la aparición de un grupo de gladiadores (unos quince o dieciséis y no 100 como el subtítulo en italiano dice en la publicidad) presos en las mazmorras, la cinta se torna más ágil y las luchas cuerpo a cuerpo, no nos engañemos, la razón de ser de los peplums, se suceden a buen ritmo.
    Hay algunos diálogos más bien ridículos, como el de Maciste y el cristiano simpático, hablando del miedo a la muerte:

    - Maciste, me pasa una cosa curiosa, que a menudo tengo miedo a la muerte y a la oscuridad. ¿Tú tienes también miedo a la muerte?
    - Sí, yo también, amigo mío.
    - - ¡Ah, ya me quedo más tranquilo!

    y otros de un romanticismo tan ingenuo que acaba resultando a la vez vergonzante y simpático.
    Una ambientación de andar por casa, bonita música, graciosa dirección artística, sencilla puesta en escena, con un grupo de personas bien situadas en las gradas de un pequeño circo romano haciendo las veces "del populacho", y unas interpretaciones resultonas en los personajes del cristiano simpático y del orondo y cruel Emperador Romano.
    El resto, pura filfa.

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